Epígrafe del mes - JUNIO

..."La mujer perfecta es un tipo humano superior al varón perfecto, pero también es un ejemplar mucho más raro." Nietzsche

RESUMIENDO

ENCUENTRO CON EL MAR

ENCUENTRO CON EL MAR

El artículo que no pude escribir.

lunes, enero 28, 2008

El siguiente es un texto que se me salió de las manos, de las teclas, siempre me quedo grande, nunca me convencía lo que sobre el tema se lograba escribir, aun cuando pensé que tenia tiempo, se aparece en el dominical de La Opinión este texto de Amparo Osorio dejándome muy muy claro que no era yo quien podía escribirlo, quien debía escribirlo. No me queda más que citarlo y darle el enorme credito a quien fue escogida por el texto para que de su pluma fuese escrito.

La cárcel de la comunicación Amparo Osorio* www.amparoiosorio.blogspot.com


En la era de la tecnología, la informática y los circuitos integrados, las comunicaciones se han convertido en el dios local mejor instalado en los escenarios del mundo con su cibernética, su ciberespacio y sus incontables millones de feligreses a lo largo y ancho del globo terráqueo.

Pocos, sin embargo, se han detenido a pensar cuánto hemos perdido de comunicación, es decir cuánto hemos ganado de incomunicación, en un universo donde la soledad parece ser el grave detonante del ser humano, una bomba de tiempo incursa en nuestros estadios mentales y a la que se atribuye el mayor índice de suicidio en el mundo que, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, asciende diariamente a 3.000 personas en el planeta, es decir un suicidio cada 3 segundos.
La soledad es, en definitiva, la tragedia de nuestro día a día, puesto que la palabra -es decir la comunicación verbal de los seres humanos con su entorno- ha quedado reducida al simple y amatorio monólogo con nuestros pasos.
Otros eran los tiempos del diálogo, de la vivencia compartida, de los interlocutores con quienes se compartía un mundo, contradictorio sí, pero salvable según lo forjaban nuestras inocentes utopías y al que de una forma romántica pretendíamos, y aún pretendemos, cambiar sólo a través de la magia que se desencadena en los sublimes lazos de la comunicación.
¿Pero desde cuándo esta modernidad o post-modernidad irrumpió entre nosotros dejándonos en las periferias de un mundo con el cual, en razón de la exacerbada tecnología, ya no nos comunicamos?
Lo que comenzó como una sana práctica (los conmutadores, por ejemplo) y cuyo oscuro fondo sólo pretendía desechar al ser humano para imponer a la máquina, se ha vuelto uno de los ejemplos clásicos de hasta dónde podremos llegar en materia de incomunicación.
Usted digita un número y contesta una grabación. Luego de un interminable menú de algunos minutos, debe pulsar la tecla de su necesidad, para volver ala pesadilla de ninguna respuesta. La máquina le habla: "Digite 1 para comenzar. 2 para dejar su nombre. 3 teclee su documento de identidad. 4 para solicitar un servicio. 5 para reclamos. 6 para nuevo servicio. 7 para suspensión del servicio. 8 para planes promocionales. 9 para hablar con un asesor y 10 (si aún no se ha suicidado) para escuchar un cínico mensaje"todas nuestras líneas se encuentran ocupadas": insista de nuevo...
Si su conexión no es con una empresa del común, sino con una clínica o centro de salud, por ejemplo, la máquina contiene nuevos menús, tanto o más dramáticos que el anterior, como tipo de medicina, si prepagada o plan obligatorio, clase de especialista, si cita o urgencia, si puede esperar un prudencial tiempo de tres meses o requiere ambulancia, etc., amén de los tradicionales: nombre, identificación, sexo, estado civil, estatura y fecha de nacimiento.
Pero este universo kafkiano aún no termina. Si desea hablar con una entidad bancaria es posible que descubra también que la máquina ha devorado sus últimos recursos económicos en complicidad con la piratería tecnológica.Comprenderá aterrorizado que su tarjeta ha sido clonada y no encontrará un ser de carne y hueso que pueda darle respuestas de ninguna naturaleza, porque la banca mundial, amparada también en la incomunicación, ha tecnificado sus inquietudes y reclamos en líneas que no conducen a ninguna parte.
El tiempo de que disponíamos para vivir la vida se agota en el interminable andamiaje operativo ante el cual terminamos agotados, indefensos y solos.
¿No queda con quién hablar en el planeta? ¿Qué se hizo ese ser que creíamos humano, encarcelado ahora en el búnker de sus propias invenciones?
Lo práctico de la vida choca con la premisa de solución a las múltiples y fatigosas necesidades diarias.
Bajo la no muy sana pretensión de salvaguardia, extendible ahora e empresas cuya función social es precisamente el servicio, estamos relegados al nefasto aparato que se extiende también al “ojo mágico de la cerradura, a la perversa alarma que se dispara incluso ante el inocente vuelo de un pájaro, a los circuitos cerrados de televisión, a los chips que persiguen nuestros pasos, a los escáners que leen el contenido de nuestro bolso, y a la siniestra sicopatía numerológica” que pronto terminará manipulando la intimidad de nuestro propio cerebro. El Homo Sapiens ha relegado su rostro y en aras de una mal vendida privacidad, ha perdido incluso su monólogo interrogativo con las estrellas.
La máquina ha devorado al hombre y lo que queda de los dos, se convertirá en uno de los mayores e insostenibles vacíos a los que nos veremos enfrentados, en un mundo inviolable, impune y ciego, que obviamente dejará de palpitar para traernos tan solo el herrumbroso sonido de sus tuercas.
Pronto tendremos que huir, pronto habitaremos los solitarios universos bradburiamos y el robot a nuestro alcance decidirá si le da la gana o no servirnos un café, alcanzarnos un libro, o facilitarnos un cigarrillo que calme este nerviosismo profundo de la soledad a la que hemos sido relegados.
Entonces usted y yo, y el habitante de al lado, hundidos en la incomunicación que estamos creando, no encontraremos quién nos diga por qué derriban un árbol centenario o taponan un río o amurallan las ciudades. Será una voz muerta la que disponga de nuestro precario futuro. Unos demiurgos mecánicos entrarán a nuestra casa y escucharemos estupefactos sus disposiciones de orden: Cafetera: objeto no identificado. Música: contaminante subversivo. Libros y poemas: artilugios del pasado. Veremos aterrorizados un dispositivo electrónico incinerando nuestros sueños.
La palabra vital será reemplazada por su grotesca parodia, erigiendo un abyecto museo de piezas petrificadas y para quienes pertenecemos a la “antigua generación”, a la última generación comunicativa, solidaria y fraterna, anterior a este caos consumista, sólo quedará la contemplación metálica del mundo dominante y la evocación de las premonitorias palabras de Shakespeare: “lo demás es silencio”.
*Amparo osorio: Poeta, narradora y ensayista. Ha publicado los libros: Huracanes de sueños (Poesía), Ediciones La Catedral, Bogotá, 1983-1984. Gota ebria (Poesía), Ediciones Embalaje, Museo Rayo Roldanillo (Valle) 1987. Territorio de máscaras (Poesía), Hojas Sueltas. Bogotá, 1990. La casa leída (Antología de autores universales sobre el tema de la casa), Común Presencia Editores, Bogotá, 1996. Migración de la ceniza (Poesía), Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá, 1998. Omar Rayo, Geometría iluminada (Entrevista), coautora, Ediciones Embalaje, Roldanillo (Valle), 2001. Antología esencial (Poesía), Colección Los Conjurados, Bogotá, 2001. Memoria absuelta (Poesía), Colección Viernes de poesía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2004.
Es Editora General de la Revista Literaria Común Presencia, galardonada por el Ministerio de la Cultura de Colombia, como la más importante publicación en su género en el país y codirectora de la colección Internacional de literatura Los Conjurados, en la que han aparecido 41 títulos en los géneros de Poesía (Juarroz, Adonis, Trakl, Ungaretti...); Cuento y Testimonio (donde son de gran importancia las versiones en español de los Discursos de los Premios Nobel de Literatura, compiladas en tres tomos). Varios de sus poemas han sido traducidos al inglés, árabe, francés, italiano, portugués, húngaro, alemán, rumano, ruso y sueco.
En la actualidad y desde 1989, está frente a la Presidencia de la Fundación Literaria Común Presencia, entidad dedicada a la investigación, recopilación y difusión cultural. Es co-fundadora y asesora periodística del semanario virtual Con-Fabulación que cuenta con 34.000 suscriptores.
Obtuvo la primera Mención del concurso Plural de México (1989) y la beca nacional de poesía del Ministerio de Cultura (1994). Ha representado a Colombia en varios encuentros internacionales de literatura, entre los que destacan Argentina, Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador, Puerto Rico, México y Estados Unidos. Trabaja en la actualidad un libro de entrevistas a grandes creadores universales, realizadas durante la última década.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu blog. Te felicito. Espero leernos pronto. Saludos desde España. Si me das tu confirmación y permiso te agregaré a mi lista de blogs amigos. un 10 en valoración.

Anónimo dijo...

Te gusto el video de la petit muerte... Por lo que veo. Saludos desde España. Nos leemos. Por cierto: ¿Te puedo añadir a mi lista de blogs? Espero tu respuesta. No me gusta enlazar a nadie sin permisos.