17 años

Hoy se cumplen 17 años de la muerte de mi padre... Todos nos Juzgan, a mi hermano y a mi, por no conmemorarlo, pero nadie entiende que nosotros somos los únicos que no lo conocemos y para eso se necesitan recuerdos... Todos tienen su imagen, nosotros tenemos fotografías, se acuerdan de su sonrisa y su espontaneidad, nosotros tenemos lo que nos cuentan de él. El día empezó con una misa en su nombre, yo me desperté a tiempo, y tuve intenciones de levantarme de la cama, pero entendí que no le cumplía ninguna cita a él, que si iba era por quedar bien con todas esas personas que lo recuerdan... eso ya no me interesa. Me interesa solventar ese vacío que dejo su muerte, esa imagen que no tengo y que no voy a recuperar por tratar de querer a alguien que no conocí, al ser humano más maravilloso del planeta (según mi madre), pero también, al que le hice duelo cuando tenía doce años y al que le ha hecho tanta falta a mi hermano... pero ese mismo que no tenemos y que nunca tuvimos, del cual conservamos una tumba con sus huesos que lo único que nos dicen es que una vez se fracturó la pierna y el platino esta intacto aún. Ese hombre de quién lo único que conservo es una billetera, con una foto mía que metí por la época del duelo, un pañuelo que lleva mas de 16 años sin lavarse y la cruz con la que lo enterraron y que duró 10 años con su cuerpo y tomé ese día que exhumaron su tumba, para cambiarlo de sitio.

El siguiente Téxto fué tomado de "LAS PALABRAS" DE JEAN PAUL SARTRE (págs 16 y17) La muerte de Jean-Baptiste fue el gran acontecimiento de mi vida : hizo que mi madre volviera a sus cadenas y a mí me dio la libertad. Como dice la regla, ningún padre es bueno; no nos quejemos de los hombres,sino del lazo de paternidad, que está podrido. ¡Qué bien está hacer hijos; pero qué iniquidad es tenerlos ! Si hubiera vivido mi padre se hubiera echado encima de mi con todo su peso y me habría aplastado. Afortunadamente murió joven; en medio de los Eneas que llevan a cuesta a sus Anquises, pase de una a otra orilla, solo y deteStando a esos genitores invisibles, instalados en la cima de sus hijos para toda la vida; dejé detrás de mí a un muerto joven que no tuvo tiempo de ser mi padre y que hoy podría ser mi hijo. ¿fue un mal o un bien? no se; pero acepto con gusto el veredicto de un eminente psicoanalista: NO TENGO SUPER EGO.